Hace muchos siglos que el aceite de oliva es empleado para el cuidado del cabello, con fines cosméticos. En Grecia, era un aceite que se añadía a los ungüentos de masaje, pero también era un óleo terapéutico para los deportistas de la época. En cambio, en Roma se le atribuía un uso meramente cosmético: debido a sus propiedades lo empleaban sobre la piel del rostro y el cuerpo.
Hoy en día, está cada vez más asentado en la industria cosmética, junto a otros como el aceite de coco o el Argán. Se vende como ingrediente único y como integrante de cremas y lociones, para uso capilar, facial y corporal. Comencemos con sus usos en el cabello.
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